El decidir el momento en cual inicio el riego es un factor de transcendental importancia si pretendemos ser eficientes. Eficientes no solamente para evitar pérdidas hídricas, si no para potenciar el estado hídrico de la planta.

Hemos de interpretar correctamente los datos suministrados por los sensores de suelo, relacionarlos con los de ambiente y conocer qué queremos conseguir del cultivo.

Cuando la humedad baje a un punto cercano al umbral de riego es cuando debemos empezar a pensar en que tenemos que regar. El saber en qué momento hacerlo, o sea, a qué hora empezar, nos lo tiene que decir los datos ambientales, temperatura y humedad, pues de ellos depende la evapotranspiración de la planta que es quien decidirá el inicio de absorción hídrica a nivel radicular.

Ilustración 1: Representación multiparamétrica en Plataforma IOland.

Hemos de ver el histórico de la semana previa de Humedad y Tª, sus fluctuaciones, si las condiciones meteorológicas no van a cambiar, en el punto en que la tª sube y la humedad baja, es cuando debemos de empezar con el riego si por ejemplo el suelo es arcilloso. Si el suelo es arenoso, nos podemos esperar a momentos previos a la punta de Tª puesto que la percolación del agua es mucho más rápida.

La experiencia en conocer cómo fluctúa la humedad en nuestro suelo, el tiempo que tarda en llegar a 10, 20, 30, 40, 50, 60, 70 y 80 cm, es la que nos hará definir con éxito el momento.

Otro indicador importante es la temperatura del suelo, pues guarda una relación directa con la Tª ambiental, sobre todo en suelos arenosos o poco fértiles.

Y por último las sales. En condiciones de suelos/aguas salinas, si la tasa de reconcentración de sales marcada por los sensores que engloban la zona radicular, es muy elevada pese a tener un contenido hídrico adecuado, deberemos adelantar el inicio del riego pese a que el % de humedad sea correcto.

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